Últimamente con mis estudiantes dialogamos bastante sobre lecturas, ellos son buenos lectores (así subjetivamente considere que lo que leen es absurdo) pero al menos me gusta saber que están interesados por la lectura, pero cuando les pregunto por el libro asignado para el área de lengua castellana, la queja no se hace esperar, que muy largo, que muy aburrido, que es de gente vieja, que no habla con ellos… en fin, los y las docentes de lengua castellana no saben qué hacer porque los estudiantes no leen y las editoriales con su afán de vender libros casi que imponen lo que se debe leer en las aulas. Por ello este artículo pretende analizar diversas estrategias para motivar la lectura tanto en estudiantes de primaria como de secundaria.
Lo primero que he de decir es que generalmente no estoy de acuerdo con las editoriales ante su imposición (en muchos casos) a los y las docentes de lengua castellana con los libros de literatura, si bien en el caso de Colombia existe el área complementaria de Plan Lector, ésta debería ser de autonomía directa del docente y no de una editorial; muchas veces esos libros terminan sin ser leídos por los estudiantes y si una pérdida de dinero para los padres de familia, además, en una lucha del docente casi que rogativa para que lean el libro en medio de la amenaza con una evaluación y la calificación. Es por lo anterior que la motivación del estudiante por la lectura pierde total sentido.
Pero, remitámonos a tiempos remotos del siglo pasado e inclusive la primera década de este siglo, el castigo de muchos fue leer, nos obligaban a leer los grandes clásicos, que ahora disfrutamos, pero en esos tiempos queríamos leer lo que nos hiciera felices, y eso es lo que ha causado que hoy en día muy pocas personas tengan como hábito la lectura, leer es un goce de pocos porque el grueso de personas aborrece leer ya que les recuerda como fueron castigados y como fueron obligados en la escuela a leer por calificaciones y no por el placer intelectual de disfrutar un libro.
A lo anterior, esos mismos que odian y aborrecen la lectura hoy tienen hijos en edad escolar y repiten el patrón cíclico del castigo con lectura o peor aún el terror a las matemáticas, nos enseñaron de una manera que no podemos repetir con esta generación de estudiantes digitales, en la que sus necesidades de aprendizaje son muy diferentes a las de nosotros los educados en el siglo XX o principios del siglo XXI. Una frase tan nominal como: “es que no es que usted quiera, es que le toca leer el libro” ha hecho que el hábito de lectura sea cada vez menor entre los jóvenes de todo el mundo. Por eso es que así nos recomienden que leamos mínimo seis libros al año, las personas no alcanzan ni a leer uno, pero se entiende que el sistema económico no permite que las personas desarrollen un hábito de lectura agradable por el ritmo de vida en las ciudades.
¿Cómo lograr una correcta motivación a la lectura en mis estudiantes o hijos?
La respuesta parece sencilla pero hay que analizar todas las variables posibles que se pueden presentar en casa o en el salón de clases, y más en estos días en los que el mundo está pasando por una crisis a causa del COVID-19. Debemos primero como docentes hacer un ejercicio a consciencia de los gustos de nuestros estudiantes, obviamente se inclinaran por las sagas juveniles llenas de clichés y discursos que romantizan las relaciones humanas, por ello hay que conocer que leen o que interés tienen en esas sagas, su emocionalidad y sentimientos son muy importantes a la hora de leer y si queremos generar trascendencia, debemos hacer que ellos vean con una postura crítica lo que leen.
Por otro lado, como docentes debemos revisar a conciencia los planes de estudio en cuanto a lectura crítica y plan lector, dado que éstos siempre contienen libros que para el ojo del estudiante son “ aburridos”, “ muy largos” y “ que solo le gustan al profe”, detenidamente debemos analizar que estamos asignando a la lectura, si es que la editorial me propuso y yo como docente solo aprobé dicho libro sin conocerlo. De ser así, re-evaluemos pues nuestra labor docente porque no podemos depender de nuestros gustos personales o de lo que la editorial dice que es el libro acorde para la lectura y el plan lector de la institución. Pero sin alargar más este artículo vamos con las herramientas para ganar esta batalla de motivar hacia la lectura:
- Genere acuerdos: entre usted y sus estudiantes revisen que libros pueden leer para el año siguiente llegando a un acuerdo común entre todos.
- Revise contenido: investigue sobre las nuevas tendencias en lectura infantil y adolescente.
- Estudie a sus estudiantes: dialoguen el motivo por el cual no gustan de la lectura.
- Sea flexible: una estrategia es permitir que elijan un libro ellos y un libro usted, trate que sean acordes y no sean de lectura pesada o lenguaje muy elaborado.
- Asuma el reto: sea consecuente y lea con ellos, al ver que pueden leer lo mismo se verán motivados a continuar por sí mismos y establecer debates y lecturas críticas de literatura.
Cabe concluir que para lograr una motivación por la lectura es necesario que como docentes cambiemos el chip y analicemos las necesidades de la educación actual, las dinámicas sociales y entornos afectivos de nuestros estudiantes. Solo así lograremos hacer a futuro mejores lectores y mejor aún lectores críticos que van a desarrollar un pensamiento crítico ante la realidad que deban afrontar en el futuro.
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Autor: Lic. Andrés López
Docente de Ciencias Sociales y Filosofía, un gamer, geek y apasionado por la tecnología. Me gusta hacer que mis estudiantes sean felices en el aula de clase y yo seguir potenciando sus habilidades, destrezas y talentos en pro de un cambio educativo. Como maestro TIC encuentro muchos recursos tecnológicos aplicados a la educación en la medida que genere una mejor relación del conocimiento dentro de los entornos virtuales de aprendizaje. Además, el pensamiento crítico es virtud de mi quehacer docente; Por ello, mientras en el aula de clase exista la diversión, el análisis profundo de la realidad actual y el buen humor, siempre habrá aprendizaje.